Antes de tener a nuestra hija, los suvenires que traíamos de cada lugar que visitábamos se limitaban a la típica figurita de algún monumento emblemático, algún imán y, por supuesto, todos los mapas, folletos, tiquets, monedas y papelujos que uno va acumulando.
En casa somos unos amantes de las letras. En mi caso (Laura), mi amor por los libros roza el friquismo, el vicio y/o la enfermedad, cosa de la que parece que se va contagiando la Peque.
Por eso, cuando empezamos a viajar con Alma, además de traer algún recuerdo para nuestra estantería de los viajes, instauramos una nueva tradición familiar: comprar un libro en cada lugar que visitamos en el idioma del país.
En la biblioteca personal de la Peque hay un rincón con los libros que hemos traído de los distintos viajes. Libros en inglés, italiano, checo, húngaro, alemán, portugués…
Como los libros que compramos en los viajes están adecuados a su edad, hay algunos que se le están quedando ya muy pequeños en contenido pero que le quedarán como curiosidad y recuerdo. Así que, en un trozo de cinta adhesiva que pegamos en un rinconcito de la contraportada, anotamos la ciudad, el mes y el año del viaje.
No hay ningún objetivo concreto a la hora de instaurar esta tradición. No pretendemos que aprenda idiomas, que sea una ávida lectora ni nada por el estilo. Hay quien se trae piedras, quien se hace fotos en una misma posición en distintos lugares, quien colecciona monedas, sellos, postales… Nosotros elegimos los libros porque amamos los libros. Nada más y nada menos.
Sin embargo, hay algo que sí nos parece interesante y es que, al tener libros en distintas lenguas (algunas fonéticamente muy distintas a la nuestra), la Peque se puede formar una idea de la cantidad de lenguas y culturas diferentes que existen. Y esa puede ser una buena manera de abrir su mente (o impedir que se cierre) y alimentar su curiosidad por lo diverso desde bien pequeña.
Por último, si os ha gustado nuestra tradición y queréis hacer lo mismo, sí os aconsejaría que buscarais álbumes ilustrados en los que la importancia de la historia recaiga más en la imagen que en el texto. Sobre todo, cuando visitéis lugares con lenguas fonéticamente tan diferentes a la nuestra. Sería una pena tener un gran libro entre manos y no enterarse de la misa la media, ¿no?
There are 14 comments
Oye, qué buena idea!! La verdad es que nunca se nos habría ocurrido! A mí también me encantan los libros y a mi peque también!
Siempre hay una buena excusa para comprar libros 😛 Nos parece un buen recuerdo que conservar pero hasta que Alma sea mayor no podremos saber cuán buena idea es. Por el momento, los disfrutamos siempre que tenemos un ratito aunque hay algunos que nos tenemos que inventar o adivinar su contenido.
me parece una idea fantástica que, con permiso, creo que voy a copiar 🙂 bss!
Copia, copia. Que fluyan los libros, la literatura, los recuerdos… 🙂
Nunca había oido de nadie que lo hiciera…pero me parece una idea fantástica. Ahora solo queda que aprenda todos esos idiomas para que pueda leerlos 😉
Un saludo
¡Hola Iñaki! Ojala, pero nos conformamos con que siga teniendo este amor por los viajes y los libros. ¡Saludos! 🙂
Me ha parecido una idea fantástica y muy original. Tienes razón que es mejor comprar libros que contengan más imágenes que texto, porque si no no te enteras de que va el libro.
¡Hola Belen! Si claro, sobre todo cuando son tan peques. Luego los seleccionara ella misma. ¡Saludos! 🙂
Yo tengo algún cuento en ucraniano, es una tradición muy interesante, mejor que los típicos souvenir de porcelana o de tantas tonterías como a veces se traen.
Saludos viajeros
LoBo BoBo
¡Hola Paco! Nosotros siempre nos traemos el típico souvenir de la ciudad (Aunque a veces intentamos ser un pelín originales en la elección jeje), pero desde que nació la peque nos pareció una idea interesante para que se familiarice tanto con los libros como con los idiomas. ¡Saludos! 🙂
Me parece una súper buena iniciativa. Además de traerte un recuerdo, haces que los peques aprendan y sientan interés por el lugar que visitan. Me lo apunto para cuando vengan los míos al mundo, jejejje. Gracias por la generosidad!
¡Hola Maria Jose! Claro, esa era la idea. Y últimamente es ella quien elige el libro. Es una tradición que ya esta instaurada en la familia y que forma parte de cada viaje. ¡Saludos! 🙂
Esta tradición es muy sana. Espero que la biblioteca sea aún mayor. Todos los niños desde una temprana edad deberían estar acostumbrados a leer frecuentemente. Como hábito es uno de los mejores. Viajar y leer mucho.
¡Hola!
Estamos de acuerdo. Desde muy pequeña, Alma ha crecido rodeada de libros.
Un saludo 🙂