Son muchas las dudas que nos asaltan cuando decidimos dejar el mundo atrás por unos días para hacer el Camino de Santiago.
Por supuesto, vamos a explicarte con pelos y señales en qué consiste el Camino, qué vas a encontrarte y qué necesitas para hacerlo; pero eso será en otro post, porque hoy trataremos de responder a la pregunta que más nos habéis hecho estos días: ¿se puede hacer el Camino de Santiago en familia?
Átate las botas, ¡que empezamos!
❓ ¿Se puede hacer el Camino de Santiago con niños?
No me voy a andar con rodeos; la respuesta rotunda es SÍ y, además, es una experiencia muy recomendable para compartir con ellos.
Sin embargo, antes de aventurarte a comprar las mochilas y las botas de trekking, hay algunas cosas que debes valorar.
Hacer el Camino consiste en caminar, caminar mucho. A primera vista, puede parecer una afirmación muy obvia, pero es algo que hay que resaltar y de lo que no todo el mundo es muy consciente. El Camino no es un paseo por senderos llanos y preñados de flores, o no es solo eso. La gran mayoría de los kilómetros que te separan de Santiago de Compostela desde tu lugar de partida están repletos de cuestas, que a menudo se convierten en duras bajadas, poniendo a prueba las rodillas más curtidas.

Galicia es un sueño hecho de naturaleza y caminarás por lugares idílicos, pero el Camino pondrá a prueba tus límites y más aún los de tus peques. Aunque estamos convencidos de que la mayoría de niñas y niños son más que capaces de hacer frente a un reto como éste, lo cierto es que nadie mejor que tú conoce las capacidades y limitaciones de tus criaturas.
Por eso, es muy importante que, antes de embarcarte en esta aventura, te cuestiones por qué quieres hacer el Camino en familia, y si tu motivación tiene como protagonista a tu peque o si, por el contrario, es un deseo personal o incluso egoísta.
🎒 ¿Cómo organizar tu Camino de Santiago?
Ahora que tienes claras tus motivaciones y que has contagiado tus ganas a tu peque, ha llegado el momento de organizarlo todo.
A la hora de hacer el Camino son muchas las opciones que se abren ante ti. Para empezar, tienes que decidir qué ruta vas a elegir, porque Santiago solo hay uno, pero camino hay muchos. En otro post profundizaremos en los diferentes caminos que hay (Francés, Primitivo, Inglés, Portugués, De la Plata…), pero el tramo más popular y el más elegido por las familias es el que comprende los últimos 114 kilómetros del Camino Francés, siendo el recorrido más transitado el que va de Sarria a Santiago.

Que sea el tramo más popular tiene sus inconvenientes, pero también sus ventajas. El mayor inconveniente es que, en los últimos años, se ha masificado y se ha convertido en una especie de parque temático del peregrino. Esto significa que raramente vas completamente solo en tu andadura y puedes cruzarte durante horas con grupos gigantes que convierten tu peregrinaje en cualquier cosa menos en algo silencioso y tranquilo. El Camino de Santiago bien podría estar patrocinado por el Liverpool FC, por aquello del «You’ll never walk alone».
Pero esto tiene también sus ventajas, y es que este tramo de Sarria a Santiago está muy bien preparado para cubrir las necesidades del caminante, lo que se traduce en cantidad y variedad de alojamientos y otros servicios enfocados a que tus únicas preocupaciones sean caminar, comer y descansar.
Y, en esta línea, han proliferado, especialmente en este tramo, las empresas que se encargan de organizar tu paso por el Camino.
El Camino, ¿mejor por libre u organizado?
No nos engañemos, hay algo romántico y casi místico en el peregrino que carga con sus pertenencias a la espalda y se echa a andar sin saber si parará en una aldea o en otra, si hoy caminará 15 o 35 kilómetros, si encontrará lugar en el albergue o tendrá que hacer noche al raso o llamar a la puerta de un alma caritativa que se apiade de él.
Eso es muy guay, y seguro que esa forma de vivirlo es realmente transformadora y enriquecedora, pero, cuando se viaja con criaturas, la improvisación y la incertidumbre no son buenas compañeras de aventura.

Por supuesto que puedes hacer el Camino por libre yendo con niñas/os; sobre todo, en estos últimos 100 kilómetros en que difícilmente te quedes sin alojamiento para pasar la noche, pero, después de todo el día caminando y del desgaste que supone “tirar” de los peques y motivarlos durante horas, puede que lo que menos te apetezca sea tener que ir de albergue en albergue buscando camas para toda la familia. Y, además, ten en cuenta que, cuantos más seáis, más difícil es encontrar camas para todos.
El Camino engancha y pocas son las personas que lo han hecho y que al llegar a Santiago no estaban ya pensando en cuándo y desde dónde iban a repetir. Por eso, porque es muy probable que tú y tu familia queráis repetir, para un primer contacto con la experiencia, nosotros recomendamos hacer el Camino con una empresa experta. Una vez lo hayáis vivido y sepáis de primera mano lo que supone un viaje como éste, tendréis las herramientas y el conocimiento óptimos para organizaros por vuestra cuenta.
¿En qué consiste hacer el Camino con una empresa organizadora?
Como apuntábamos antes, la popularidad que ha ganado el Camino en los últimos años y el hecho de que 100 kilómetros en 5 o 6 días son una empresa, a priori, alcanzable para la mayoría, ha hecho que proliferen las empresas que ofrecen sus servicios de organización.
Grosso modo, lo que estas empresas suelen ofrecer es la contratación de los albergues (algunos con desayuno, otros con media pensión), un servicio de traslado diario de equipaje del albergue de origen al de destino y coche de asistencia, por si te hiciera falta durante la etapa.
Si haces una búsqueda rápida en la red, verás que hay muchas empresas que ofrecen este servicio. Además, verás que las hay de precios muy diversos, a pesar de tratarse del mismo número de días y de las mismas prestaciones básicas. Eso se debe, principalmente, al tipo de alojamientos con los que trabajan (albergues, pensiones, hostales, hoteles…). Ahí entran en juego tus preferencias y qué tipo de experiencia quieres llevarte de tu paso por el Camino.

Nosotros hicimos nuestro Camino con Viajeros Canallas (esto no es una colaboración. Pagamos nuestro viaje como el resto de nuestros compañeros de experiencia). Por lo que hemos podido ver en la red, esta es una de las empresas organizadoras del Camino con más experiencia, más económicas y con una mejor relación calidad-precio. Además, la elegimos porque ofrecía lo suficiente para cubrir nuestras necesidades y expectativas.
En nuestro caso, teníamos incluidos los albergues en régimen de media pensión (cena y desayuno), cosa que nos quitaba de un plumazo tres quebraderos de cabeza; y el coche de asistencia, que no tuvimos la necesidad de utilizar, aunque estuvimos a punto.
Además, contratamos el extra del transporte del equipaje y solo teníamos que cargar con las mochilas para llevar lo necesario que, como sabrás, cuando vas con peques tienes que llevar cosas que de otra forma no llevarías.
Si tuviéramos que repetir con una empresa, sería con esta. Todo fue excelente y el único contratiempo que tuvimos fue solventado enseguida.
Para nosotros, el servicio que ofrecía esta empresa era más que suficiente, porque consideramos que parte importante del Camino es compartir espacios con personas a las que no conoces. Por eso, dormir en albergues, compartiendo habitación y baños con decenas de personas más, era para nosotros parte de la experiencia.

Además, al hacer el viaje organizado, compartíamos los espacios siempre con gente de nuestro grupo, algo que fue de lo más enriquecedor; sobre todo para Alma, a la que todos trataron con un cariño y una familiaridad exquisitos y que, sin duda, contribuyeron a que culminara su Camino con éxito.
Por eso, por lo positivo de nuestra experiencia, os recomendamos que hagáis vuestro primer Camino en familia con una empresa que os lo organice. El Camino lo haréis solos, pero la experiencia de vida será grupal.
Hay empresas que se especializan en familias, ofreciendo etapas más cortas para los últimos 100 kilómetros en más días por importes bastante más elevados. Pero, personalmente, si confías en que tu peque puede cubrir largas distancias, con esfuerzo pero con éxito, no nos parece necesario desembolsar esa diferencia de precio. Aun así, eso es muy personal y tienes que elegir la opción que más se ajuste a vuestras necesidades. Así que el consejo es que busques y compares con calma.
🥾 Nuestro Camino de Santiago
Hay quien dice que el Camino te llama o que un día implosionas y necesitas echarte a andar sin más.
Nuestro caso fue menos poético. Desde siempre nos había rondado la idea de que nos gustaría hacer el Camino y, simplemente, este año surgió la oportunidad, consideramos que Alma estaba preparada para afrontarlo y, sin darle ni una vuelta, lo contratamos.
La empresa con la que hicimos este viaje ofrecía la posibilidad de hacer diferentes caminos, pero el que más se ajustaba a nosotros y a los días de los que disponíamos era el Camino Francés desde Sarria, y ese fue el que elegimos.

Cada peregrino tiene un motivo para salir al polvo del camino y dirigirse hacia Santiago. Unos lo hacen por devoción, otros cumplen promesas, los hay que purgan pecados, otros intentan liberarse de demonios o huir de algún problema, hay quienes buscan superarse físicamente y los que esperan encontrarse a sí mismos en un viaje introspectivo de autoconocimiento. De nuevo, nuestros motivos son menos románticos y fuimos al Camino para compartir unos días activos en familia sin más preocupación que la de caminar X kilómetros diarios y disfrutar del trayecto.
Sin embargo, lo realmente importante del Camino no es lo que buscas sino lo que aprendes y lo que te llevas. Alma aprendió que el único límite es el que nos ponemos a nosotros mismos y que, cuando cree que ya no puede más, saca fuerzas y sigue hasta conseguirlo. Y te puedo asegurar que lo que consiguió en la última etapa fue toda una gesta.
Pero no me adelanto. Vamos por partes:
Primera parte del viaje
El viaje organizado no incluía el transporte desde nuestro lugar de origen hasta Sarria (casi ninguna empresa lo incluye, porque cada viajero llega desde un punto del país diferente). Así que el día 22 de junio recogí a Alma de su último día de cole, comimos y, cuando Tomás llegó de trabajar a las 14 h, cargamos las mochilas en el maletero y salimos rumbo a Burgos, donde hicimos noche para no hacer tantos kilómetros del tirón.
Al día siguiente, desayunamos y volvimos a la carretera en dirección a Sarria. Cuando llegamos a nuestro destino, fuimos directamente hacia el albergue donde íbamos a pasar la primera noche. Pusimos los sacos en nuestras camas y, después de cambiar el coche de lugar un par de veces para asegurarme de que iba a dejarlo toda la semana en un lugar seguro, tuvimos el primer contacto con el grupo, la reunión y la cena. Y después a dormir para estar frescos en nuestra primera etapa.
1ª etapa: Sarria – Portomarin
🥾 → 22,5 kilómetros
Emprendimos la marcha después de desayunar, a las 7:55 h, con mucha ilusión y con los pies embadurnados de la crema antifricción de Decathlon, que, por cierto, es mano de santo.
En cuanto atravesamos el casco antiguo de Sarria ya nos sentimos de lleno en el Camino: construcciones de piedra, vistas alucinantes y naturaleza por doquier. Y así empezó nuestra andadura, maravillados por todo lo que nos rodeaba hasta que, nada más empezar y tras atravesar el puente de A Áspera y caminar en paralelo a la vía del tren durante 1 kilómetro, llegamos al pie de la cuesta más dura de la etapa. Superamos este primer reto con éxito, pero el Camino ya nos estaba avisando de que no sería un paseo por el monte sin más.

El final de esta etapa se nos hizo un poco largo, porque nos llovió a pocos kilómetros de llegar a Portomarin. Sin embargo, cruzar el puente sobre el embalse y subir las escaleras de piedra que culminan la etapa fue todo un subidón, con lluvia y todo.
Tardamos en completar esta etapa unas 8 h, haciendo varias paradas cortas y una más larga para comer.
2ª etapa: Portomarin – Palas de Rei
🥾 → 25,5 kilómetros
Con el estómago lleno, comenzamos a caminar a las 7:45 h. Y, como en la primera etapa, enseguida nos encontramos con una primera cuesta bastante empinada para ir calentando motores. Esta etapa no tiene grandes dificultades, pero se nos hizo bastante pesada por un tramo concreto que tiene unas cuestas muy pronunciadas y porque nos llovió mucho y varias veces.

Pero el balance general del día fue muy positivo, porque comimos la mejor tortilla de patatas del mundo en la Taberna do Camiño, cerca de O Hospital, y porque en la Capilla da Madalena, en Vendas de Narón, le explicaron a Alma el pasado templario de la zona. Y, por supuesto, porque, aunque Alma sufrió un poco en esta etapa, se superó a sí misma y eso le dio un chute de autoestima que le vino genial para afrontar la siguiente etapa.
Tardamos en completar esta etapa unas 9 horas.
3ª etapa: Palas de Rei – Ribadiso
🥾 → 27,2 kilómetros
Empezamos el día a las 7:55 h con algo de miedo, por tratarse de la etapa más larga. Pero lo cierto es que se nos hizo más liviana y nos resultó a todos más fácil, a pesar del cansancio que íbamos acumulando de los días anteriores.
La primera parte del recorrido fue bastante amena, sin desniveles reseñables y culminó con la llegada a Melide, donde Alma probó el pulpo por primera vez (si viste nuestras stories de IG, ya sabrás qué le pareció), como parte de uno de los retos que tenía que cumplir durante el Camino y que consistía en probar algo típico de la zona.

Con la panza llena, emprendimos la segunda parte del recorrido, conocida como la rompepiernas, en la que nos esperaban subidas y bajadas, que nos hicieron llegar a Ribadiso cansados pero felices por haber superado la etapa más complicada con éxito y con el ánimo a tope. También ayudó mucho que no nos lloviera en todo el día.
Tardamos en completar esta etapa unas 9 horas.
4ª etapa: Ribadiso – Pedrouzo
🥾 → 21,5 kilómetros
Nos pusimos en marcha a las 8:00 h y, tras lo bien que terminamos la tercera etapa, nos confiamos un poco con ésta más corta y por eso se nos hizo un poco pesada. Al saber que eran menos kilómetros, parecía que no se terminaba nunca. Ese es un error de principiante; cada etapa es única y diferente de las demás.

Físicamente, fue de las más sencillas y el recorrido fue de los más bonitos, pero también nos paramos bastante y por eso tardamos en completarla algo más de 8 horas.
5ª etapa: Pedrouzo – Santiago de Compostela
🥾 → 19,5 kilómetros
Tocaba enfrentar nuestra última etapa, la que tenía que ser una de las más sencillas y plácidas de nuestro viaje, pero surgió un contratiempo que nos puso las cosas muy difíciles: Alma y Tomás se indispusieron, se pusieron malos de la barriga.
Empezamos a caminar más tarde que los días anteriores, sobre las 8:25 h, y el camino, que podríamos haber completado en 5 o 6 horas, acabó pareciendo eterno y nos tomó terminarlo unas 7 horas.

Alma tenía fuertes dolores de barriga e incluso en un momento rompió a llorar porque se encontraba mal pero no quería rendirse. Había cubierto ya 100 kilómetros y quería llegar a Santiago como fuera. Finalmente, después de hacer una parada larga para descansar y con la ayuda de Tomás, que no sé de dónde sacó fuerzas porque tampoco se encontraba bien, Alma se repuso y conseguimos terminar juntos el Camino y llegar ante la Catedral de Santiago por nuestro propio pie.
Sin lugar a dudas, ese es un día que Alma recordará por siempre. El día en que siguió adelante contra viento y marea y se superó a sí misma. Ese día aprendimos que la actitud lo es todo, en el Camino y en la vida.
– Fin del viaje
Como fin de fiesta, todo el equipo nos dimos una buena comilona antes de despedirnos. A la mañana siguiente, con el corazón tan lleno como la mochila, desayunamos y emprendimos nuestra pequeña odisea de vuelta a casa.
Tomamos un bus que en algo más de dos horas nos llevó hasta Sarria. Allí aprovechamos para comer y nos subimos al coche rumbo a un pueblo de La Rioja, donde hicimos noche.
Al día siguiente (30), volvimos a subir al coche para cubrir las cuatro horas que nos separaban de casa y así poner el punto final a uno de nuestros viajes más especiales.
💡 Recomendaciones y sugerencias
Como siempre decimos, cada familia es un mundo y tiene necesidades y prioridades diferentes. Sin embargo, como sabemos que este viaje suscita muchas preguntas y dudas, vamos a intentar despejar algunas desde lo que hemos vivido.
- Edad recomendada
No hay una edad para hacer el Camino. Es cierto que no encontramos muchos niños y que la mayoría eran unos pocos años mayores que Alma (9), pero también encontramos a una familia con tres peques, de los cuales uno tenía 6 años y parecía llevarlo bastante bien.

Aunque no podemos afirmar cuál es la edad mínima, porque cada peque es diferente, creemos que una buena edad para que disfruten de la experiencia y la vivan a tope sería la de Alma.
Con niños más pequeños también se puede hacer, claro, pero quizá sería recomendable organizarse en etapas más cortas.
Eso sí, tengan la edad que tengan, siempre lo llevarán mejor si están acostumbrados a caminar. Alma es una niña acostumbrada a patear muchísimo en los viajes desde muy pequeña y, aun así, hubo momentos en los que el Camino se le hizo muy cuesta arriba, literal y figuradamente.
- Kilómetros recomendados por etapa
Nosotros teníamos las etapas delimitadas por la empresa organizadora y Alma las superó todas con éxito. La media de nuestras etapas fue de unos 25 kilómetros diarios. Sin embargo, en todas las páginas especializadas del Camino, recomiendan que los niños hagan etapas como mucho de 10-15 kilómetros.

Eso va en el criterio de cada uno. Nosotros confiábamos en que Alma podía hacerlo, pero solo tú conoces los límites de tu criatura. Además, si vas con el viaje organizado, lo más probable es que cuentes con vehículo de asistencia; si tu peque no puede más, no es necesario sufrir.
- Si vas con niños, ellos son los protagonistas
Hacer el Camino supone pasar muchas horas sin hacer otra cosa que caminar y sin más preocupación que la de poner un pie delante del otro. Eso hace que estemos más receptivos a compartir trayecto con otras personas, pero también invita a la introspección y a buscar momentos de soledad. De hecho, si estás inmersa/o en la búsqueda de información sobre el Camino de Santiago, habrás leído o escuchado la recomendación de lanzarse al sendero en soledad.
Eso es genial cuando eres un adulto que no tiene a nadie a su cargo o que viaja con otros adultos de los que puede aislarse de vez en cuando, pero cuando viajas con peques no puedes ser el protagonista de tu camino o, por lo menos, no el único protagonista. Si hay otro adulto con quien turnarte, puedes buscar esos momentos de soledad, pero, si viajas sola/o con tu peque, es especialmente imprescindible que estés muy presente.

A veces, caemos en el error de tratar a los niños como adultos solo porque son capaces de seguirnos el ritmo. Pero, por muy maduros o fáciles de llevar que sean nuestros peques, siguen siendo niños. Por tanto, necesitan atención plena y entretenimiento.
No son necesarias las pantallas ni las maquinitas. Podéis charlar de sus cosas, cantar, jugar a juegos tipo Veo-veo, hablarles de vuestra infancia o de historias familiares (eso es algo que siempre capta su atención)… el límite lo pone tu imaginación.
Además, te recomendamos que, antes de empezar el Camino, prepares algún pasatiempo que sea del interés de tu peque y, si puede estar personalizado y relacionado con el Camino, mejor que mejor.
Tomás preparó un pasaporte lúdico del Camino, con actividades personalizadas para Alma y ella disfrutó mucho completándolo en cada etapa.

El pasaporte, junto con tener que llevar al día los sellos de la Credencial del Peregrino, tuvieron entretenida a la peque tanto durante las etapas como en el tiempo de descanso en los albergues.
Y, por supuesto, mantente atenta/o a su estado de ánimo. Hacer el Camino cansa, cansa mucho, y eso puede hacer mella en tu peque. Anímale como si fuera tu equipo en la final de la Champions.
- Implícale desde el principio
A todos nos gustan esos vídeos en los que alguien recibe un viaje sorpresa o es llevado al aeropuerto de improviso, pero nosotros no somos muy fans de esta metodología. A nosotros nos gusta implicar a Alma en todo el proceso que implica un viaje, desde la elección de destino hasta la preparación de la maleta, como explicamos en el post: Preparando el viaje con niños.
Pero es, sobre todo, en un viaje como éste, que les va a suponer un gran esfuerzo físico y un gran desgaste, que nos parece bastante mala idea llevarlos por sorpresa.
Al Camino de Santiago hay que ir preparado, física y mentalmente. Además, es recomendable entrenar antes de ir: hacer largas caminatas y senderismo, amoldar las zapatillas al pie para evitar ampollas inoportunas, etcétera.
En la red hay mucho contenido sobre el Camino y los vídeos de YouTube son una buena forma de captar la atención de nuestros peques. Pronto tendréis disponible el vídeo de nuestra experiencia (a pesar de haber perdido gran parte del metraje por un fallo del micro), pero desde aquí os recomendamos los vídeos sobre el Camino de El Mundo de Pirulo, porque son pura autenticidad, buen rollo y motivación (¡Go!).
- Contrata el servicio de traslado de equipaje
Esto no es un imperativo, claro, pero creemos que es una recomendación a tener muy en cuenta. La frase más repetida por los expertos en el Camino es «cada gramo cuenta» y es tan cierta como que existe el sol.
Puesto que vas a necesitar estar al 100% para acompañar a tu peque y llevarlo en volandas hacia la meta diaria, cuanto menos peso cargues, mejor. Nosotros recomendamos contratar el traslado de equipaje y cargar con mochilas más pequeñas para llevar lo imprescindible a cuestas: chubasquero, botiquín, crema solar, forro polar o camiseta térmica, gorra, agua y algo de picoteo. Y te aseguro que lo imprescindible también te pesará.
- ¿Bastones sí o bastones no?
En el caso de los adultos, te diría que, si no los has usado antes, no son necesarios. Yo cargué con unos que me prestaron en la mochila todos los días y no los usé; de hecho, no sé ni cómo se abren.
Pero, en el caso de los peques, pueden ser un elemento de motivación, porque les hace gracia utilizarlos. En el caso de Alma, apoyarse en ellos le fue de gran ayuda en los tramos de más dificultad.

Hay bastones muy ligeros pensados para los más pequeños de la casa y, además, se cierran fácilmente y los puedes llevar en la mochila sin problema.
- El agua en el Camino
En todos los vídeos veréis que la gente rellena sus botellas en las fuentes y surtidores que encuentran por el camino, pero, los responsables de la empresa con la que viajamos, nos recomendaron NO beber de fuentes y surtidores, puesto que de los mismos beben los animales y se acumulan microorganismos que nos pueden hacer pasar un mal rato.
El agua del grifo en Galicia está buena (esta puntualización la apreciará sobre todo aquella gente que vive en zonas como la de Tarragona, en la que el agua del grifo está llena de cal y sabe a rayos). Puedes rellenar tus botellas reutilizables en los grifos de tus alojamientos o comprar agua embotellada en los supermercados que irás encontrando.
Sea como sea, lleva mucha agua e hidrátate con frecuencia. Aunque no tengas sed, tus músculos sí la tendrán.
- ¿Albergue sí o albergue no?
Pues depende.
En primer lugar, depende de vuestras preferencias. Hay para quien resulta impensable compartir habitación con veinte personas más y no hablemos ya de compartir el baño y la ducha.
Nosotros sí recomendamos dormir en albergues. Fomenta la paciencia, la solidaridad y la empatía.

Eso sí, recomendamos el albergue, sobre todo, si vais con el viaje organizado, porque compartiréis el espacio siempre con las mismas personas y eso crea un ambiente de familiaridad, comunidad y respeto muy bonito; además de la seguridad que da que tu peque no se sienta continuamente rodeado de extraños.
En cambio, si vas por libre, puede resultar una experiencia estresante por el hecho de no saber si habrá camas suficientes para todos o porque podéis acabar durmiendo cada uno en una punta. Y, ojo, porque no en todos los albergues aceptan niños.
Sea como sea, por muy buen rollo que haya o por muy pequeño, acogedor o familiar que sea tu alojamiento, no olvides que, lamentablemente, no podemos bajar nunca la guardia: nuestros menores tienen que ir a todas partes acompañados por uno de sus tutores o adultos de referencia.
En el Camino encontrarás gente muy bonita. De hecho, tengo la teoría de que la mayoría de gente bonita es la que tiene una predisposición especial a hacer el Camino. Pero sigue siendo gente desconocida y con nuestros niños no nos podemos permitir el lujo de exponerlos a ningún peligro. No se trata de ser desconfiados ni de tener miedo, si no de ser realistas y prevenidos. Somos sus cuidadores, cuidémosles.
- En el Camino se duerme poco
Esto es algo que tienes que saber, porque tus peques lo van a notar. Esta premisa se cumple, sobre todo, si pernoctas en albergues.
Nosotros no nos íbamos a dormir ningún día antes de las 23 h, que era cuando se solían apagar las luces, y nos levantábamos siempre a las 6:15-6:30 h. Para un adulto, estas horas de sueño pueden ser más que suficientes, pero para una niña en edad de crecimiento que además camina una media de 25 kilómetros al día, puede resultar escaso.
Así que, ármate de paciencia e intenta procurarle tiempos de descanso o siestas a media tarde. Lo agradeceréis todos.
- Cada caminante tiene un ritmo
No te compares nunca con otro caminante y menos si vas con peques.
Está claro que si viajas con una persona que tiene las piernas más cortas y los músculos en fase de desarrollo, vas a ir más despacio o vas a tener que parar muchas más veces.
En el Camino, muy probablemente, te cruzarás decenas de veces con las mismas personas durante una etapa. A veces te adelantarán ellas, otras les adelantarás tú. Cada caminante tiene un ritmo diferente y una forma distinta de afrontar las etapas.

En nuestro grupo, había gente que hacía las etapas en 4 horas y eso está muy bien, pero sería muy naïf pensar que nosotros podríamos haber completado el recorrido en el mismo tiempo. No, nosotros no podríamos haberlo hecho y por eso las etapas nos tomaban el doble de horas. Y eso también está bien.
No te obsesiones con los tiempos ni te compares con los demás. Tenemos circunstancias y prioridades diferentes y todas son válidas.
A medida que voy escribiendo se me van ocurriendo más y más cosas, pero tengo que parar o este post acabará llegando a la categoría de e-book.
Si tienes alguna duda o pregunta que no hemos respondido aquí, no dudes en contactarnos dejándonos un comentario o, si lo prefieres, a través de nuestras redes sociales.
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