En la provincia de Teruel encontramos Beceite, un pequeño pueblo de poco más de seiscientos habitantes que merece la pena visitar.
Justo antes de llegar a Beceite, en la entrada, hay un pequeño parking en el que encontramos una caseta de información donde nos atendió una chica muy amable que nos explicó el mapa y los puntos de interés del pueblo.
La verdad es que, después de todo lo que nos explicó, confieso que nosotros no vimos prácticamente nada pero quien tenga bebés sabe que las visitas por la tarde tienen que ser un poco más light y relajadas. Así que renunciamos de entrada a la “odisea” que suponía llegar a las piscinas naturales de donde se sacan las bellísimas fotos de los folletos turísticos y nos limitamos a descubrir un poco el pueblo que tampoco tiene desperdicio.
Aunque se puede dejar el coche en el parking del punto de información y llegar al pueblo andando, cosa que supone caminar apenas unos cientos de metros, nosotros entramos al pueblo con el coche. Pasamos por delante de la Ermita de Santa Ana y aparcamos en seguida justo al final del Puente de Piedra.
Desde el Puente de Piedra hay unas vistas preciosas de los Puertos que envuelven toda la zona del Matarraña y además se puede acceder a la parte baja del puente junto al lecho del río. Parece algo muy sencillo pero, la verdad, es que nos fascinó poder contemplar el río desde debajo del puente, es una bella estampa con un salto de agua que es música para los oídos. Por el mismo acceso se llega a uno de los viejos molinos que riegan toda la comarca y en el que se encuentra una exposición.
En lugar de adentrarnos en el pueblo, seguimos por el Arrabal del Puente y la calle Ronda, hasta que encontramos un indicador que señalaba que a la derecha se encontraba la Font de Rabosa que es lo que íbamos buscando, ya que habíamos renunciado a las piscinas naturales que se encuentran fuera del pueblo (Pesquera). Y, la verdad, no nos decepcionó en absoluto. Es un lugar de foto que está ahí mismo dentro del pueblo. Cuando vas por la calle Ronda, si no te fijas en el indicador, nunca dirías que está ahí este paraje natural. Además, el acceso es una minicallejuelilla a la que es fácil acceder si porteas como nosotros pero que si llevas silla de paseo será un rollo, así que es mejor dejarlo en el coche.
La Font de Rabosa es un precioso salto de agua donde te puedes bañar. La pena es que como había refrescado por la mañana no nos habíamos puesto la ropa de baño y no habíamos cogido las toallas, así que nos quedamos sin entrar en el agua. Yo me quedé con muchas ganas de bañarme, sobre todo porque había gente en el agua, pero Alma se quedó con muchas ganas más, ¡pobre! Pero nos remojamos los pies que peor es nada.
Después de pasar un rato disfrutando de ese hermoso lugar, desandamos el camino para visitar el pueblo. Entramos al casco antiguo por el Portal de Vilanova y enseguida nos encontramos con unas calles de cuento, con balcones adornados con flores y en las aceras bancos de piedra donde Alma se sentó a ojear el mapa. Rodeamos el casco antiguo y pasamos por el Arco de San Gregorio cuya calle nos llevó hasta La Acequia, los antiguos lavaderos públicos.
No fue un paseo largo pero como Alma lo quiso hacer todo andando (es un pueblo con cuestas y escaleras), tardamos un poco más.
Beceite es visita obligada para todo aquél que pase por la comarca del Matarraña. En nuestra opinión, uno de los pueblos con más bonitos de España.