En nuestra escapada al desierto y a medio camino entre Marrakech y Zagora hicimos un alto en Ouarzazate para visitar la Kasbah vieja (Ait Ben Haddou) y para comer.
A pesar de que llegué encontrándome horriblemente mareada (camino de montaña y chófer con prisa y sin miedo a despeñarse por un barranco) y que me dejé en la furgoneta las gafas de sol y el sombrero en un lugar a más de 40 grados y sin una sombra en kilómetros a la redonda, ésta es una visita que merece la pena.
La Kasbah es una fortificación medieval de origen bereber hecha de adobe y paja, repleta de torres almenadas y calles empinadas. El material con el que está construida consigue que las casas se mantengan siempre a unos 20/25 grados, independientemente de la temperatura exterior. Es una visita interesante a una forma de vida medieval en pleno siglo XXI en la que se entremezclan la artesanía más tradicional y los burros de transporte con móviles de última generación.
Da un poco de apuro el hecho de que te hagan entrar, literalmente, en casa de la gente para que veas cómo viven en la Kasbah. Nos explicaron que esta gente cobra por dejar que los turistas atraviesen su propiedad pero no por ello deja de ser algo un poco desconcertante.
La Kasbah nueva de Ait Ben Haddou ha sido escenario de numerosas filmaciones, entre las que destacan: Lawrence de Arabia, Gladiator, La Momia o Juego de Tronos (Yunkai). Es imponente y realmente parece sacada de una película.
Al final de la visita, “te llevan” a visitar un par de tiendas. Primero entramos en una especie de sala en la que había expuestas unas curiosas pinturas; éstas pinturas están hechas con té que al pasar sobre una fuente de calor adopta distintas tonalidades. Por último nos llevaron a una tienda de telas donde aprovechamos para comprarnos los pañuelos que usaríamos como turbantes en nuestro paseo en dromedario (50 dirhams cada uno, 5 €, ninguna ganga).
Ésta es una visita que no esperábamos y que nos sorprendió gratamente. Nos pareció muy interesante y un regalo para la vista. Así que, si os surge la oportunidad de visitar este pintoresco lugar, no la dejéis escapar.
Nuestro consejo para esta visita: no olvidéis protegeros la cabeza del sol y poneros protector solar. Si sois sensibles a la luz, las gafas de sol serán imprescindibles. Y, sobre todo, mucha agua.