A raíz de la visita que realizamos al Castillo de Peñíscola, de la que nuestra peque volvió encantadísima, decidimos buscar castillos que tuviéramos cerca de casa para poder ir a conocer.
En este caso, fuimos al Castillo-Monasterio de Escornalbou que no es ni castillo ni monasterio. En realidad se trata de una gran casa señorial modernista cuyo propietario edificó sobre los cimientos de lo que en sus tiempos fue un monasterio-fortaleza y de lo que apenas queda nada.
Así que, aunque no pudimos disfrutar de una gran fortaleza, la casa bien merece una visita y el enclave donde está situada es increíblemente bello: la montaña con el Mediterráneo a sus pies. Una visita recomendada.
