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Qué ver en Aveiro en un día

En nuestro último viaje a Oporto (el primero con la peque), teníamos claro que queríamos aprovechar un día para descubrir alguna de las ciudades cercanas.

Las tres ciudades que barajábamos eran Guimarães, Braga y, la que finalmente fue nuestro destino, Aveiro.

¿Merece la pena visitar Aveiro?

Aveiro está ubicada en la costa oeste de Portugal y se la conoce como “La Venecia portuguesa” y, aunque es una comparación bastante alejada de la realidad, en un mundo donde todo “necesita” un slogan no resulta extraña. En resumen, no se parece a Venecia, tiene canales y punto.

Sin embargo, que no tenga nada que ver con la Reina del Adriático no le resta belleza. Es una ciudad bañada por una luz intensa y brillante, y en sus calles se mezclan tradición y turismo. Sin duda, cuenta con atractivos más que suficientes para realizar una visita, por lo menos, de un día.  Sí, merece la pena.

¿Qué ver/hacer en Aveiro?

No vais a encontrar grandes museos, imponentes monumentos o centros de interés con colas interminables. Es un lugar perfecto para relajarse, caminar sin rumbo e incluso dejarse perder.

Aun así, si eres de los que necesita saber si o sí que hay para ver y/o hacer, te traemos algunas ideas de planes para quitarte la ansiedad.

Centro histórico

Aveiro no es una ciudad demasiado grande por lo que en un día tenemos tiempo suficiente de recorrer el centro y descubrir sus calles más históricas.

Callejeando hacia su interior, llegamos al Barrio do Mar y su peculiar Plaza do Peixe (Plaza del Pescado) con su suelo de mosaico empedrado blanco y el edificio de paredes de cristal que alberga el Restaurante Mercado Peixe. Esta zona se ha convertido en todo un fortín para la restauración de la ciudad: restaurantes, bares, pubs, etcétera. Una plaza llena de vida, día y noche. En esta plaza, además, termina un pequeño canal, el canal Botiroes, pero por desgracia cuando visitamos la ciudad estaba vacío y sucio ya que parecía estar en obras y/o trabajos de limpieza.

Si seguimos callejeando, llegaremos al Parque Infante D. Pedro. El lugar perfecto si viajáis con niños: zonas verdes con sombra, parque infantil y hasta un lago. El lugar ideal para dar una tregua a los más pequeños.

Recorriendo sus calles peatonales, que hacen de nuestra visita algo mucho más cómodo sobre todo cuando vamos con niños, encontraremos la Plaza de la República presidida por el Ayuntamiento, el Teatro Aveirense y la Iglesia de la Misericordia con la fachada decorada con los característicos azulejos portugueses.

Y, si ponemos rumbo a los canales, encontraremos quizá la imagen más bonita de Aveiro: las fachadas art-noveau adornando la ribera. Foto asegurada.

Plaza Humberto Delgado

Esta plaza es el verdadero centro neurálgico de la ciudad. En realidad se trata de un puente-rotonda sobre el canal principal y es un constante hervidero de coches y turistas.

Como curiosidad, coronando las esquinas del puente, encontramos distintas esculturas que representan oficios tradicionales y elementos festivo-culturales de la ciudad. Un bonito homenaje a la identidad aveirense.

– Paseo en moliceiro

Los moliceiros son embarcaciones tradicionales de la Ría de Aveiro; las góndolas de Aveiro. Antaño no transportaban turistas sino moliço (un tipo de alga que se utilizaba como abono), de ahí su nombre.

Para ser sinceros, el paseo en Moliceiro nos pareció algo caro. Nada comparado con los palos que te dan en Venecia, por supuesto, pero no es barato.

De haber ido los dos solos, posiblemente no habríamos hecho el paseo (sobre todo por una cuestión de optimización del tiempo) pero yendo con niños es casi de obligado cumplimiento. Así que nos embarcamos los tres en este tranquilo paseo por el gran canal.

Durante todo el recorrido, un guía nos va explicando la historia de la ciudad y sus curiosidades, lo que unido a las bonitas vistas de la ribera hace que realmente merezca la pena la experiencia.

– Canales

La “culpa” de que Aveiro sea conocida como la Venecia portuguesa radica en sus canales. Pero que la comparación no os lleve a engaño, no pretendáis encontrar un laberinto de canales y casas con puertas sobre el agua. Realmente sólo hay cuatro canales y, si bien es verdad que son el gran reclamo, su verdadera belleza está en el entorno, en la ribera. Pasear a la vera del canal central, cruzar sus puentes, ir de una ribera a la otra, disfrutar los jardines y parques al lado del agua… ése es el gran encanto de Aveiro.

– Ovos Moles

Portugal mantiene una larga tradición repostera en la que destacan los dulces monásticos y Aveiro no es la excepción. Sin lugar a dudas, y así te lo hacen saber en cada rincón de Aveiro, los Ovos Moles son el dulce más famoso de la ciudad. Incluso les han dedicado unas esculturas al lado del gran canal, cerca de la antigua fábrica de cerámica en la que hoy hay un hotel.

Realizados a base de yema de huevo y azúcar, será difícil irte de la ciudad sin probarlos.

Personalmente, no es un dulce que sea de nuestro agrado y, dentro de la repostería portuguesa, nuestra debilidad siguen siendo los Pastéis de Nata o Pastéis de Belém.  Pero los sabores son algo subjetivo, así que te recomendamos que pruebes y dejes que tu paladar sea el que decida.

– Costa Nova

Hay dos grandes playas en Aveiro: Barra y Costa Nova.

Nosotros queríamos ir a Costa Nova a caminar por su paseo marítimo y a sacar muchas fotos a sus coloridas casas a rayas, los palheiros. Pero, finalmente, decidimos que en un día no nos daba tiempo a hacerlo todo.

Si vais en coche, podéis escaparos sin problema hasta Costa Nova pero si dependéis del transporte público, como era nuestro caso, tendréis que sopesar bien los horarios. Si, como nosotros, vais y volvéis de Aveiro en el mismo día en transporte público, en el caso de que tengáis claro que no podéis marcharos sin sacaros la típica foto de Costa Nova, nuestro consejo es que lo primero que hagáis en cuanto lleguéis a la ciudad sea tomar el bus hacia la playa; así podréis estar seguros de volver con tiempo suficiente para tomar el transporte de vuelta a “casa”.

Pero Aveiro tiene mucho más para ofrecer a sus visitantes como realizar una excursión a la Reserva Natural de las Dunas de San Jacinto, visitar la Catedral con su bonita fachada de azulejos, entrar en la pintoresca Iglesia de la Misericordia, recorrer el Museo de Art-noveau o visitar el Museo de Aveiro de arte sacro situado en el edificio del siglo XV y decoración barroca del Convento de Jesús, entre otras cosas.

Nosotros decidimos pasar un día sin prisas descubriendo la ciudad sin necesidad de correr, dejándonos llevar. Quizá no vimos tantas cosas como nos gustaría pero aprovechamos nuestro tiempo y nos tomamos un respiro para que Alma pudiera divertirse en el parque infantil, y hasta nos subimos a la noria.

¿Cómo llegar desde Oporto?

Aveiro se encuentra a unos 75 kilómetros de Oporto, un trayecto que en coche se realiza en unos 45 minutos.

Nosotros optamos por tomar el tren desde Sao Bento que nos salió de lo más económico y en poco más de una hora estábamos en Aveiro. En temporada navideña el trayecto Oporto-Aveiro ida y vuelta nos costó 2€ por persona. Durante el resto del año el precio por trayecto es de 3’55€ ida y 3’55€ vuelta (dependiendo de los horarios).

Hay que poner atención, sobre todo, a los horarios de vuelta porque muchos de los trenes que hacen el trayecto Aveiro-Oporto no llegan hasta Sao Bento, tienen como parada Campanha. Campanha queda alejado del centro de Oporto por lo que, dependiendo de dónde estéis alojados, tendríais que tomar transporte público.

En definitiva, os recomendamos que si estáis por la zona no dudéis en escaparos a Aveiro. Si queréis ver cómo fue nuestra experiencia en esta ciudad, no os perdáis nuestro Vlog.

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