Podríamos empezar este post con el estribillo de la famosa canción de Presuntos Implicados: <<aaah, cómo hemos cambiado…>>. Y es que nosotros visitamos la librería Lello en 2011 a.A. (antes de Alma) y, desde entonces, la cosa ha cambiado bastante.
Aaah, cómo hemos cambiado…
En 2011 no tuvimos que hacer cola para entrar en la librería, ni mucho menos pagar una entrada. De hecho, pudimos recorrerla libremente y disfrutar de su belleza sin límite de tiempo y sin aglomeraciones. Es más, tuvimos la librería prácticamente para nosotros solos.
Eso sí, aunque la locura de compartirlo todo en redes aún no había llegado a esta mítica librería, no se permitía hacer fotos o grabar. Cosa que tampoco nos preocupó demasiado y que garantizaba poder disfrutar del lugar. Y esa es la razón por la que no tenemos fotos del interior de la librería y que no podemos mostraros la inmensa belleza que encierra este famoso lugar.
Al regresar a la librería siete años después y con la fiebre Potteriana que se alimenta de postureos y merchandising y no para de crecer (¡ojo! que en casa somos Potterheads, eh), nos encontramos con una cola que abarcaba casi la totalidad de la calle de esquina a esquina y, además, otra cola previa en un edificio contíguo para comprar las entradas. Es decir, nos encontramos con que para entrar en la librería teníamos que hacer dos colas y, por supuesto, pagar una entrada de 5 € cada uno.
Así pues, resumiendo, así están las cosas en la Librería Lello en la actualidad:
– Una cola para comprar una entrada de 5€ por persona cuyo importe te descuentan en caso de comprar un libro (una entrada por libro) pero no se descuenta en compras de merchandising. Los menores de 3 años no pagan y puedes ahorrarte esta cola comprando tus entradas por internet.
– No se puede entrar con mochilas o bolsos voluminosos por lo que hay que dejarlos en unas consignas habilitadas para ello en el mismo edificio donde te venden las entradas y todo tipo de merchandising.
– Otra cola para entrar en la librería.
– Aglomeraciones y agobio.
Cosas a tener en cuenta antes de visitar la Librería Lello
Se trata de una librería centenaria por lo que no es precisamente accesible para personas con movilidad reducida.
No está permitido entrar con carritos de bebé ni sillas de paseo. Tenedlo en cuenta si viajáis con peques muy peques y no porteáis.
Además, el reclamo turístico la ha convertido en algo parecido al metro en hora punta ya que el espacio es bastante reducido para la cantidad de gente que llega a concentrarse en su interior. Así que tampoco es recomendable para personas sensibles a las aglomeraciones .
Es muy posible que la foto que te has imaginado que ibas a sacar no se parezca demasiado a la que consigas hacer. No te frustres.
¿Por qué es tan famosa esta librería?
Antes de la fiebre Potteriana, esta librería ya aparecía en todas las guías de Oporto como una visita imprescindible. De hecho, medios como el Times o la guía Lonely Planet dicen de ella que es una de las librerías más bonitas y con más historia del mundo. Y no se equivocan.
Sin embargo, en los últimos años, su fama ha traspasado todos los límites de la cordura gracias a que J.K. Rowling dijo haberse inspirado en ella para reproducir la librería del callejón Diagon de la saga de Harry Potter.
No está de más decir que jamás se ha rodado una escena de las películas de Harry Potter en la Librería Lello. Así que la fiebre Potterhead no está demasiado justificada.
¿Qué encontramos en la Librería Lello?
Esta bonita librería de estilo neogótico es una alegría para la vista. Sus altos estantes tallados en madera, su luz y su escalinata de madera que es el centro de todas las miradas (y que no es para menos porque es majestuosa), hacen de esta librería uno de los edificios más bonitos de Oporto.
De unos años a esta parte, si hay algo que podemos encontrar en esta librería es gente. Mucha gente. Así que no es raro que, si queréis tener una buena foto de recuerdo que capte toda su belleza, tengáis que recurrir a los archivos. Eso sí, siempre os podéis hacer la foto en la mítica escalera rodeados de un montón de gente, por eso de poder decir “yo estuve aquí”.
¿Merece la pena la visita?
Dejando de lado las cosas menos positivas que hemos comentado, creemos que sí es una visita que merece la pena si tenéis tiempo de sobras. Si viajáis a Oporto con el tiempo justo o si no sois grandes amantes de los libros o de la arquitectura, es una visita que os podéis ahorrar.
Si lo que buscáis son unos interiores de los que te dejan boquiabierto, bien podéis cambiar esta visita por la del Palacio da Bolsa que no tiene desperdicio.
Pero, si lo que queréis es la foto y el “yo estuve aquí”, entonces no podéis faltar a la cita con la Librería Lello. Es un must. ¿Conocéis la Librería Lello? ¿Creéis que merecen la pena las colas y pagar la entrada? ¿Conocéis algún otro lugar igual de bello en Oporto por el que valga la pena cambiar la visita?