Una de las consultas que más hemos recibido hace referencia a la posibilidad y/o conveniencia de viajar estando embarazada.
De hecho, como mujer que ya viajaba antes de ser madre, es una de las primeras consultas que yo misma hice en los buscadores y portales de información, y una de las primeras dudas que le planteé a mi doctora.
Así que, hoy vamos a hablar de esta inquietud en la que nos vemos sumergidas gran parte de mujeres en estado de gestación.
¿Puedo viajar estando embarazada?
La primera respuesta que me viene a la cabeza es: SÍ. La segunda respuesta que se me ocurre es: SÍ, dependiendo de cómo estés llevando el embarazo. Y la tercera respuesta es: SÍ, salvo que tu médico te diga lo contrario.
Por supuesto, para mí lo más importante es cómo te encuentres. Yo tuve un embarazo absolutamente plácido: algún mareo en el primer trimestre y grandes dosis de sueño y algo de dificultad de movimientos en las últimas semanas pero por lo general me encontré estupendamente, es más, lo recuerdo como una de las etapas de mi vida en las que me he sentido más saludable.
Por lo tanto, si me baso en mi experiencia personal, te diré que por supuesto que puedes viajar y en cualquier momento de tu embarazo.
Sin embargo, si me baso en la experiencia de conocidas en las que los primeros meses han sido un calvario de vómitos, náuseas e incluso algunas pérdidas, mi recomendación es la de no viajar si no es estrictamente necesario hasta bien entrado el segundo trimestre y/o hasta que vuestro estado físico se haya estabilizado. Y no recomiendo viajar, no porque vaya a haber algún contratiempo con el embarazo o porque sea peligroso para ti o para tu bebé, sino porque me parece del todo innecesario añadir más estrés a tu malestar.
¿Puedo volar estando embarazada?
Rotundamente SÍ. Además, los expertos concluyen que es incluso más seguro para mamá y bebé viajar en avión que en coche, puesto que las vibraciones del vehículo pueden desencadenar contracciones en el útero, cosa que no ocurre durante el vuelo.
Restricciones de las aerolíneas: la mayoría de aerolíneas no ponen pegas a volar embarazada hasta la semana 36 (semana 32 en caso de múltiples) que es a partir de cuándo desaconsejan viajar en avión, más por evitar tener un parto a bordo que por cualquier otro motivo de seguridad. Pero cada vez son más las compañías que exigen un formulario/certificado de la matrona/médico para volar a partir de la semana 28 de gestación. Así que, ya sabéis, lo primero que debéis hacer antes de comprar vuestro billete es consultar la política/normativa de la aerolínea sobre las embarazadas.
Viajar en coche estando embarazada
Si se trata de tu coche particular, es decir, no es un viaje en que dependas de terceros, no se me ocurre ningún motivo para no viajar en coche. Es más, la libertad de poder parar cuando quieras y adaptar tu asiento a tu propia comodidad, hace que el coche sea una buena opción en cualquier momento de tu embarazo.
Recomendaciones para viajar embarazada
– Take it easy: deja tus expectativas sobre el viaje fuera de la maleta. Si se trata de un viaje de placer y/u ocio, no planifiques demasiado. Déjate llevar. Pasea, saborea los rincones, siéntate a ver pasar la vida de la ciudad que visites y conéctate con tu cuerpo: sólo tú sabes cuándo necesitas parar o cuando estás a tope de energía.
– Siempre que viajes a otro país es recomendable ponerse al día de la necesidad/obligatoriedad/recomendación de vacunarse o de tomar medidas higiénicas y/o de salud concretas. Por supuesto, informarse de estas cosas es absolutamente imprescindible cuando estás embarazada porque, además, puede que haya algún destino que esté completamente desaconsejado para ti durante la gestación.
– Si puedes elegir entre cruzar el charco o quedarte más cerca de casa, quizá debas decantarte por la segunda opción. Aunque te sientas muy enérgica, cuando llega el cansancio llega fuerte, por lo que cuantas menos horas de trayecto tengas, mucho mejor.
– Si estás teniendo un primer trimestre tranquilo y te sientes lista para viajar pero, de vez en cuando, te visitan los mareos y las náuseas, no olvides llevar en tu bolsa de mano algún tentempié ligero pero que te aporte saciedad como galletitas de agua, palitos de pan, frutos secos… y mucha agua.
– Puede que en el segundo trimestre tengas más energía de la que has tenido en toda tu vida. No te envalentones y no te pases de frenada; estás completamente sana y puede que te encuentres genial pero recuerda que empiezas a cargar con un peso extra que ya es considerable. Así que, sí, métele caña al día pero no olvides tomar descansos o cuando llegue la noche tendrás los tobillos como dos capiteles dóricos.
– El tercer trimestre pasa tan rápido como los anteriores pero el peso que cargas ya es de campeonato de crossfit, así que mucho relax y mimos. Y, ahora sí, aunque estés teniendo un embarazo de libro nunca sabes qué y cuándo se puede desencadenar el parto, así que no olvides llevar siempre encima tu tarjeta sanitaria y tu cartilla del embarazo. Y, por si acaso, antes de viajar ten controlados los puntos sanitarios en tu ciudad de destino. No se trata de obsesionarse ni de tener miedos innecesarios pero más vale estar prevenida, la previsión te ahorrará estrés y el estrés es el peor enemigo de las embarazadas y de los bebés (intraútero y extraútero).
– La recomendación más importante que puedo hacerte es la de escucharte a ti misma. Sólo tú sabes cómo te encuentras, qué energía tienes, si te apetece salir al mundo o recogerte en la intimidad, y qué inquietudes o miedos tienes. Salvo que tengas que viajar por obligación o causa mayor, viaja sólo si te apetece y estás segura de ello. Si estás teniendo un embarazo tranquilo, es una etapa para disfrutarla no para sufrirla. Si estás teniendo un embarazo regulero tirando a malo, quizá no es el momento de añadir más pesares a esta etapa.
– Ante la duda, consulta con tu matrona/médico. Si no estás segura de que viajar sea adecuado sea cuál sea la fase del embarazo en la que estás, pide cita con tu matrona. Ella podrá aconsejarte y darte algunas pautas dependiendo de lo avanzado de tu estado y de cómo lo estés llevando.
Mi experiencia personal
Como ya he comentado al principio del post, yo tuve un embarazo súper plácido sin ningún contratiempo. De hecho, no pisé el médico más que para las visitas programadas.
Por eso, para mí el embarazo fue una etapa en la que me sentí más saludable y con más energía que en toda mi vida. Mi cuerpo me pedía mucha fruta y pocas grasas así que, además, fue una etapa en la que comí mejor que nunca. Todo positivo.
Quizá por eso no tuve ningún reparo en viajar tanto en avión como en coche. Ambos viajes los hice durante el segundo trimestre de embarazo porque coincidió con mis vacaciones de verano; y, claro, estaba on-fire de energía.
– Mi viaje en avión
Volé embarazada a Roma a los cinco meses de embarazo, un vuelo de apenas dos horas y sin complicaciones. Yo me encontraba perfectamente y volaba tranquila.
Aun así, tengo que confesar, que durante el vuelo me asaltaron las dudas y algunos miedos. ¿Afectaría la presión al bebé?
De hecho, a los cinco meses mi bebé ya se dejaba sentir a menudo aunque no de una forma regular ni demasiado evidente para los demás (que no para mí, claro). Y, ya sea porque empecé a preocuparme sin motivo, ya sea porque había decidido relajarse a tope, tardé unas horas en volver a sentirla con normalidad una vez aterrizadas en Roma.
Así que sí, os digo con la boca bien grande que no hay inconveniente en volar pero también os digo que nuestra mente es poderosa y, en ocasiones, puede jugarnos malas pasadas. Por lo que, si sois de las que se obsesionan o se angustian con facilidad, quizá el embarazo no sea el momento ideal para tomar un vuelo si no es estrictamente necesario. Ya tenemos bastantes preocupaciones, miedos y culpas las madres primerizas como para añadir más estrés.
– Mi viaje en coche
Estaba embarazada de cuatro meses y medio cuando viajé en coche a Almería. Un “paseíto” de unas siete/ocho horas. La ventaja de ir parando durante el trayecto para estirar las piernas es impagable, aunque la verdad es que a esas alturas no tenía ningún problema de retención de líquidos, por lo que fue un viaje cómodo.
Poco más puedo comentar de la experiencia de viajar en coche, puesto que al depender de una misma puedes moldear el trayecto y adaptarlo a tus necesidades.
Lo que sí puedo decir es que en ese viaje, aparte de recorrer la ciudad de cabo a rabo, me pateé sin pausa y a tope de energía tanto la Alcazaba de Almería como la Alhambra de Granada. Así que, si tienes planeado viajar durante el embarazo, sin duda el segundo trimestre es EL momento.
Resumiendo: escúchate mucho, conócete bien, consulta con tu matrona si eso te tranquiliza y ten claro que no pasa absolutamente nada por posponer un viaje. Si no es placentero no merece la pena. ¡Buen viaje!